El momento ideal para comenzar a hacer ejercicio en oncología.

Seguramente sepas que hacer ejercicio es beneficioso cuando se está en un proceso oncológico. Una de las principales dudas que surgen son las relacionadas con el momento de iniciar o retomar ejercicio.

Tener una vida activa, moverte todos los días y además entrenar a determinada intensidad, es beneficioso para la población general. En el momento en el que se produce un diagnóstico de una enfermedad como el cáncer, la vida y el entorno de esa persona cambia radicalmente.

A consecuencia del tratamiento, se van a producir una serie de cambios a nivel físico (efectos secundarios), que son distintos a un desancodicionamiento físico. Aunque a veces, ambos puedan estar presentes y retroalimentarse. Estos efectos secundarios suponen un verdadero reto y un mar de dudas para aquellas personas que realizaban ejercicio de manera regular; y una barrera enorme para aquellas que desean iniciarse en una vida activa.

El ejercicio físico debiera estar presente a lo largo de nuestra vida, y no parar porque haya un diagnóstico de cáncer, sino adaptarlo. Este ejercicio puede trasformare en prehabilitación física para llegar a un buen estado óptimo en la cirugía, o en rehabilitación física para combatir los efectos secundarios y/o recuperar la función después del tratamiento o durante el mismo.

Actualmente, la evidencia científica a demostrado que los pacientes oncológicos que realizan ejercicio físico durante el tratamiento, van a conseguir atenuar los efectos secundarios y disminuirlos, al mismo tiempo que mantienen o sufren menos pérdida de la función. Pero no se puede generalizar: Dependiendo de cada caso particular, el paciente podrá retomar la actividad física que llevaba con anterioridad o lo más parecida posible tras alcanzar su máxima funcionalidad tras un programa de ejercicio terapéutico dentro de la rehabilitación física.

Eso es lo que intentamos desde la fisioterapia: Maximizar la capacidad, la función y la independencia del paciente, para que pueda retomar sus actividades diarias que realizaba con anterioridad (siempre que esto sea posible), y que dependa lo menos posible de la terapia.

Por tanto, se puede comenzar a hacer ejercicio o retomarlo desde el momento del diagnóstico, pero las guías científicas actuales recomiendan que sea individualizado tras una valoración inicial. Si es tu caso y no sabes cómo comenzar, acude a tu fisioterapeuta.

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